miércoles, 17 de febrero de 2016

EL REGRESO MÁS ESPERADO

Luego de la disolución a mediados de 1990, nadie cría que el rugby volvería a ver al Quillá disputando un encuentro oficial. Muchos habrán soñado con ese momento pero, realmente, parecía prácticamente imposible que eso sucediese. Sin embargo no fue así, y un día ese sueño se hizo realidad.

Todo comenzó cuando, la gente que formaba parte del rugby del colegio Inmaculada, decidió buscar nuevos horizontes. Los chicos/jugadores habían llegado a las divisiones competitivas y el número de jugadores era demasiado para continuar practicando el deporte en el ámbito escolar.

Por estos motivos se buscó una solución. Una que les permitiese a los chicos seguir jugando. Padres y ‘dirigentes’ decidieron reunirse con la Comisión Directiva del Quilla para plantearles la situación en la que se encontraban y su deseo de continuar con el rugby dentro del club. Tal y como había sucedido hace casi 50 años atrás, aquel 1º de abril de 1961, los directivos aceptaron la propuesta. Inmediatamente comenzó la actividad. Eran entre 70 y 80 los nuevos “Quillaceros” que volvían a vestir la histórica camiseta que, durante muchos años, había dominado de manera hegemónica el rugby local.

Pasó el tiempo y, luego de dos años, la cantidad de chicos era cada vez mayor. El club ya contaba con jugadores para completar todas las categorías y, además, un incipiente plantel superior. En total, casi 250. Esta situación, que en principio parecía ser algo altamente positivo, terminó siendo un problema. Uno terminal. Debido al número de jugadores, el CNQ no podía brindarle al rugby las comodidades y la infraestructura necesaria para mantenerse; para competir. Era prácticamente imposible que todas las divisiones disputen los encuentros en la única cancha que el club les podía brindar.

Los que ya habían sufrido la pérdida allá por 1990 no querían volver a vivir esa dolorosa situación y, afortunadamente, la unión entre todos los que formaban parte del rugby  terminó dando sus frutos. Tal vez no de la forma y en las condiciones en que los “viejos quillaceros” hubiesen querido pero, al menos, pudieron salir adelante de esa difícil situación en la que se encontraban inmersos y, hoy en día, se puede decir que, por lo menos, la “Q” del Quillá sigue formando parte del rugby de la Ciudad de Santa Fe gracias a Querandí Rugby Club.

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